Hacer ejercicio no siempre es tarea fácil, incluso bajo las mejores circunstancias. Pero ¿qué puedes hacer para que ejercitarse sea más fácil? Hay una serie de pautas que, cuando se siguen, pueden darte todo el soporte que necesitas para convertir al ejercicio en una parte regular de tu vida. Estas pautas incluso pueden facilitarte las cosas y hasta hacer que lo disfrutes, algo que es muy importante para desarrolar un hábito duradero.
La clave para mi es pensar en la actitud que tienes para con el ejercicio y determinar si lo que haces ayuda, o no, a que puedas llevar una vida mejor. A continuación te dejo diez pautas para que te sea más fácil planificar, preparar y comprometerte con el ejercicio.
1. Date tiempo
Una rutina de ejercicios no trata sólo de tener objetivos o hacer un plan, también trata de tiempo. Necesitas tiempo para invertir en el proceso antes de lograr lo que quieres. Ese tiempo te permitirá:
– Determinar lo que te gusta y en qué eres bueno. Cualquiera que sea el programa no funcionará al instante, así que date el tiempo y la libertad de probar distintas actividades
– Trabajar en la organización. Al principio es un poco de prueba y error para descifrar cómo incluir el ejercicio en tu vida diaria y tal vez no logres ajustarlo a la primera.
– Aprender los ejercicios. No nacimos sabiendo los ejercicios. Debes aprender los movimientos, la técnica, la manera en que trabaja el músculo y practicarlos.
– Ganar estado físico. Tu Cuerpo necesita tiempo para acostumbrarse al ejercicio, dale ese tiempo.
2. Planifica con anticipación
Si ya vienes luchando con el ejercicio, cualquier cosa que se ponga en el medio puede descarrilarte, cualquier inconveniente que surja se convertirá en la excusa perfecta para no salir a hacer ejercicio, desde las medias que no puedes encontrar hasta que la playlist de tu reproductor de mp3 no se cargó. Háztelo más fácil:
– Planifica tus sesiones. Determina qué días irás al gimnasio y cuáles saldrás a andar en bici. En el gimnasio, planifica qué ejercicios te tocan por cada día, y en tu cardio cuánto tiempo lo harás, si lo harás por las mañanas, por las noches, cuándo. Planifica para que puedas prepararte con anticipación.
– Empaca. La noche anterior prepara tu bolso con todo lo que necesites. Ropa, calzado, agua, guantes, ipod, etc.
– Ten una cajita felíz en la guantera de tu auto. Lo siento, no estaba hablando de una hamburguesa. Entrenar con hambre es el beso de la muerte. Ten a mano snacks como yogurt, queso, frutas. Tenlas a mano en tu casa, en el auto, en el trabajo. Es bueno estar preparado.
3. Comprométete a fondo con tu entrenamiento
Cuando se planifica un entrenamiento generalmente surge la sensación de compromiso al mismo tiempo, pero cuando llega el momento de hacerlo surgen los «a menos´s». Ejemplo, «entrenaré esta noche cuando vuelva de la universidad o del trabajo . . . a menos que esté muy cansado/ no me sienta con ganas de entrenar/ algo mejor suceda» Evita la charlatanería mental
– Que sea oficial. Es decir, ponlo en tu agenda: «reunión con mi cuerpo a las 7 am» «8 am: sesiones de salud» lo que sea. Hazlo oficial, a esa hora tienes un compromiso así que trátalo como tal.
– No negociable. Sal a entrenar, sin importar lo que pase. Si llueve tómate un taxi hasta el gimnasio, si hace calor haz una hora de natación, si está nublado entrena, si no estás de ánimo entrena ( el ejercicio es uno de los mejores remedios antiestrés naturales). Que sea no negociable es la naturaleza del compromiso. Y puedes aplicarlo a cualquier otro aspecto de tu vida que creas importante que también funcionará.
– Haz como los perros de carrera. No digo que pongas un hueso delante tuyo y así salgas a correr. Todo será más fácil si sabes que hay algo bueno adelante. Un baño caliente, un masaje, entradas para el cine el fin de semana si cumples tu rutina, ropa nueva cada 15 días, etc. Búscate un incentivo, no podrás creer las maravillas que hace con tu entrenamiento.
4. Hazlo por las mañanas
En lo personal cualquier momento es bueno para hacer ejercicio, siempre que lo hagas. Sin embargo parece que quienes se entrenan por las mañanas suelen ser los más constantes. estas son algunas ventajas de entrenar por las mañanas:
– Es más fácil mantenerte en tu rutina si es lo primero que haces.
– Tienes más energía por el resto del día
– Aceleras tu metabolismo
-Te preparas para un día mucho más saludable
– Ayuda a dormir mejor
Consejos para convertirte en un atleta matutino:
– 3, 2, 1 arriba! Ponte la ropa de entrenamiento tan pronto te levantes de la cama y comienza a moverte antes que tu mente te llame otra vez a la dormir un ratito más
– Un pequeño soborno. La promesa de un paseo, de ver una película o invitar a tu pareja a salir puede levantarte de la cama más rápido de lo que piensas.
5. Pienso y después me lo salteo
Cuando llega la hora de ejercitarte siempre hay un momento de elección: ¿lo harás o no? si tienes problemas para decidirte pregúntate a tí mismo:
¿Saltearme este ejercicio me hará bien o me hará mal? Puede que necesites de esa sesión para seguir en camino, aunque también puede ser que verdaderamente necesites descansar, recuperarte y regresar con más fuerzas.
¿Cómo me sentiré? Puede que no quieras entrenarte ahora mismo, pero ¿cómo te sentirás después? ¿Culpable? ¿Agradecido? Piénsalo y luego decides.
¿Por qué habría de saltearme esta sesión? ¿estás cansado? Tal vez tu entrenamiento te aburre. Descifra qué se interpone y cómo puedes sobreponerte a eso.
6. Reconoce tus excusas
A veces nos alejamos del ejercicio diario con excusas difrazadas de razones valederas, pero ser honesto contigo mismo es crucial si vas a empezar a ejercitarte. Tal vez te estés diciendo cosas como «estoy muy cansado», «estoy muy ocupado», o «no sé qué tengo que hacer»
Este punto no lo cubriré mucho porque tengo un artículo que lo cubre a la perfección que encontrarás en esta dirección: «Mis razones para seguir siendo gordo»
7. Escucha a tu cuerpo
Uno de los beneficios que te dará el ejercicio regular es que comenzarás a conocer mejor a tu cuerpo. Conocerás tus límites actuales, y lo que puede hacer tu cuerpo. Probablemente sientas que este es un punto que en realidad va en contra del ejercicio, pero no, estas son algunas señales que nos brinda el cuerpo diciéndonos que algo no está bien:
– Dolor. A menudo ignoramos señales como una lesión que está a punto de salir a la luz, especialmente si el dolor es intermitente. Cuando sientas algo inusual detente y prueba otras actividades y si el dolor continúa detente. Cualquiera que sea el caso nunca vayas más allá del dolor. Hazme caso, te lo digo por experiencia propia, después te pasarás meses en recuperación y todo el esfuerzo habrá sido en vano.
– Fatiga. El ejercicio debería darte energía. Si te sientes mal en la medida que te vas ejercitando, eso es una señal de que necesitas descansar.
– Estrés. Mientras que hay señales que te dicen que te alejes un poco del ejercicio o de la manera en que lo estás haciendo, también hay señales de que realmente necesitas una sesión de ejercicios. Si te sientes ansioso, deprimido o estresado(a), bueno, esa es la señal para salir a ejercitarte.
8. Encuentra el equilibrio
Muchos tenemos algún aspecto del fitness con el que luchamos, o que evitamos completamente. Algunos hacen todo cardio y nada de pesas, otros lo opuesto. Algunos se ejercitan duro todos los días y otros nunca se salen de su zona de comodidad. Encontrar el equilibrio siginfica:
– Que trabajes todos los aspectos del fitness. Un programa bien balanceado (como Tu Cuerpo Ideal) incluye ejercicios cardiovasculares, acondicionamiento muscular, huesos y articulaciones y ejercicios de estiramientos.
– Significa que a veces debes poner un poco más de ti, pero sólo a veces. Para progresar tienes que desafiarte a tí mismo, pero si lo haces mucho te quemarás con el ejercicio. Prueba un mix de intensidades y metodos de entrenamiento para evitar irte a los extremos.
9. Hazte amigo(a) de la variedad
Tendemos a ser animales de costumbre y una vez que encontramos un programa que nos guste, o al menos uno que toleramos, tendemos a quedarnos allí. Y hacerlo no es una decisión muy sabia que digamos. Lo que se sabe es que hacer lo mismo una y otra vez puede causar agotamiento, aburrimiento y lesiones. Para evitarlo:
– Cambia tu entrenamiento. Cada 4 o 6 semanas cambia algún aspecto de tu entrenamiento. Prueba un nuevo cardio o prueba nuevos ejercicios en el gimnasio. Toma clases o simplemente haz las cosas en otro orden.
– Evoluciona junto a tu entrenamiento. Permitele a tus entrenamientos que evolucionen. Nuestras vidas cambian y también lo hacen nuestros intereses. No hay nada de malo con buscar nuevas maneras de ejercitarte.
10. Deja margen para el error
Nunca serás perfecto. Habrá momentos en que te saltees una sesión porque sí, o dejarás de hacerlo por una semana. Habrá momentos en que por más que busques no encontrarás la motivación para hacerlo, te preguntarás «que hay de malo conmigo». Pero lo cierto es que fallamos, es nuestra naturaleza no ser perfectos y no hay nada de malo con ello.
Pero que nos equivoquemos no quiere decir que no podemos volver de ese punto:
– Ponte en la senda tan pronto como puedas. Háztelo fácil y date tiempo para recuperar tu fuerza y resistencia, tanto mental como física.
– Perdónate. En vez de desperdiciar tu tiempo sintiéndote culpable, trátate a tí mismo com lo harías con un amigo o tu pareja en la misma situación. No seas tan duro contigo mismo si consideras que fallas.
– Aprende. Un fallo es tal si lo sigues repitiendo. Trata de descifrar qué salió mal y busca las maneras de evitarlo en el futuro
Tu Cuerpo Ideal