Ultimamente, cuando uno habla de esfuerzo la gran mayoría parece disparar en la dirección opuesta. A veces pareciera que nadie quiere arremangarse y meterse en el barro para trabajar duro por lo que desea. La gente quiere lo instantaneo, los resultados de la noche a la mañana, quieren disfrutar del logro sin esfuerzo alguno. Y si bien no somos quienes para cuestionar si esto es o no correcto, en materia corporal ciertamente obtienes el cuerpo por el que trabajas.
Háblale a un basketbolista de mejorar su tiro de tres puntos sin entrenar
Háblale a un velocista de correr más rápido sin hacer sprints
Háblale a cualquier culturista, fitness modelo o competidora bikini de tener un buen cuerpo con una rutina de ejercicios «regular»
Probablemente se reirán tanto que tal vez eso te de otra perspectiva y te lleve a entrenar esforzándote por alcanzar aquello que deseas. Como sea, si buscas la gratificación instantánea, las fórmulas mágicas y los atajos pues nunca lo lograrás.
Todos los santos días recibimos consultas de personas que quieren lograr el cuerpo de sus sueños, pero cuando les decimos lo que tienen que hacer, cuántas veces entrenar, cómo entrenar y cómo comer, cuando criticamos el exceso de esperanza que ponen en los suplementos, en la mayoría de los casos nunca más volvemos a saber de ellos. La triste realidad es que el noventa por ciento de las personas (si no es más) probablemente nunca logre los cambios que dice que quiere lograr. Solo unos pocos lo logran. ¿La razón? No lo desean lo suficiente como para poner el esfuerzo que tienen que poner en ello.
Piensa un momento, ¿desde cuándo cambiar el cuerpo ha sido fácil? ¿desde cuándo no había que esforzarse por lograr el éxito en cualquier área de tu vida? Muchas de las grandes cosas que deseas para tu vida te pedirán paciencia y trabajo duro. ¿Crees que hay alguna fórmula mágica para volverte millonari@? Probablemente no. Entonces ¿por qué crees que habría alguna para convertirte en una lección de anatomía caminante con el cuerpo enteramente marcado, o muscular, o como quieras tenerlo?
Nada que valga la pena es fácil, tienes que trabajar por ello, tienes que esforzarte por ello…
Hoy en día, con las dietas de moda, publicidades engañosas, suplementos milagrosos, incluso personalidades del mundo del fitness promoviendo ejercicios que prometen muuuucho más de lo que en verdad pueden lograr en el tiempo que lo prometen, todo esto se ha esparcido cual plaga en las mentes de las personas que piensan que con cien encogimientos todas las mañanas conseguirán un abdomen de lavadero. Déjame ponertelo más claro:
LA GRATIFICACIÓN INSTANTANEA ES UN VIRUS QUE MATARÁ TUS METAS, TUS SUEÑOS Y TUS ASPIRACIONES
En la vida o en el gimnasio la cuestión es la misma, y es bastante simple: si pones un ladrillo sobre otro, sobre una base diaria y con la debida diligencia, pronto tendrás una pared, y luego una habitación, y luego una casa…
Paradojicamente las cosas que se subestiman son las que mejores dividendos pagan a la hora de obtener logros. No es contar con el mejor entrenador personal del mundo, ni la dieta secreta de las actrices de moda, ni la rutina de ejercicios ideal. Son la constancia, la dedicación, la paciencia y el esfuerzo los que te llevarán a lograr el cuerpo que quieres. Si no lo tienes puedes ir despidiéndote de tus más grandes sueños.
Hoy no queremos darte una fórmula para que logres el cuerpo de tus sueños, simplemente queremos que reflexiones un poco sobre esto que leiste y que tomes conciencia de que hay un precio que tienes que pagar por lo que quieres, y que tus sueños y objetivos se logran alimentando las propias ganas de querer lo que uno quiere, poniendo en marcha una estrategia para lograrlo y esforzándose para que esa estrategia (u otra llegado el caso) te traiga aquello que tanto quieres. Piénsalo…