Que los huevos y el colesterol, que los carbohidratos son malos y hasta que no hay que comer frutas porque hacen mal, los mitos nutricionales abundan, confunden y más a menudo de lo que quisiéramos se entrometen en los resultados de quienes los creen ciegamente. Hoy vamos a tirar unos cuantos de estos mitos nutricionales por la borda, y esperamos que tengas una nueva visión, la verdadera, sobre lo que hacen estas comidas o dietas en nuestra nutrición de todos los días.
Para bajar de peso hay que llevar una dieta baja en grasas
Hasta el día de hoy se vive con la idea de que la grasa engorda. Si no nos crees mira las góndolas del supermercado y observa todos los productos que hacen alguna referencia a las grasas. Ahora, si bien no todas las grasas son iguales no es la grasa lo que en realidad engorda. Bajar de peso es el resultado de comer menos calorías de las que se gastan. Es ese déficit lo que hace bajar de peso y si no se lo tiene por más que comas cero grasa engordarás, es así de simple.
Asegúrate de que tu alimentación incluya todos los grupos alimenticios y todos los macroutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) en sus justas proporciones.
La manteca es mejor que la margarina
La manteca está hecha de crema y de grasas saturadas que no nos hacen nada bien y que elevan el colesterol, además de otros problemas que puedan ocasionarnos. La margarina es aceite vegetal y muchas de ellas contienen la venenosa grasa trans que siempre que podemos defenestramos tanto como se lo merece ya que literalmente es veneno para nuestro cuerpo.
Dicho de otro modo, ninguna de las dos es buena.
La sal marina es más sana
Mentira, ese es un gran mito. La sal, ya sea marina o cualquier otro tipo de sal contiene tanto sodio como la sal de mesa regular que habitualmente consumes. Y grandes cantidades de sodio, sin importar si provienen de la sal obtenida al lado de un volcán milagroso submarino o de las tradicionales salinas es perjudicial. Hablando en términos del contenido mineral de la sal marina, las cantidades que contienen son ínfimas y no contribuyen en nada a nuestra salud. Necesitarías una sobredosis de sal marina para obtener algún que otro beneficio de sus minerales.
Los huevos aumentan el colesterol
Este es uno de los grandes mitos que nos alejan de uno de los alimentos más nutritivos que existen. Si analizas el contenido nutricional de los huevos efectivamente encontrarás un poco de de colesterol. Pero si sigues analizando no encontrarás ningún estudio que avale o vincule los huevos con enfermedades del corazón. Lo cierto es que a pesar de que los huevos contienen un poco de colesterol, comerlos en moderación dentro de una dieta saludable no afectará de ninguna manera los niveles de colesterol de la sangre. Y por dieta saludable entiende una que sea baja en grasas saturadas, que son las principales responsables de varios problemas cardiacos y colesterol elevado. El colesterol es ampliamente influenciado por las grasas saturadas y por las grasas trans. Evítalas y mejorarás tu colesterol incluso comiendo huevos.
Las nueces engordan
Todo lo que comas en exceso engorda, y ciertamente se comen más comidas chatarra que engordan que la cantidad de nueces recomendada para mejorar nuestra salud. Las nueces, así como las almendras y todos los frutos secos y semillas son alimentos súper, tremendamente nutritivos empacados con proteínas, vitaminas, fibra, grasas sanas y minerales esenciales. Son además una gran fuente de energía debido a su alto contenido de grasas buenas.
Para mantener tu corazón sano, para reforzar tu sistema inmune, para tus funciones cerebrales, incluso para disfunciones sexuales las nueces son muy buenas y más que evitarlas deberían formar parte de la dieta regular.
El problema por el que se ganaron el mote de «engordadoras» es que contienen muchas calorías y que no se las sabe incorporar como corresponde en parte gracias a la distorsión que tenemos en occidente del tamaño de las porciones. Un puñado de nueces todos los días te hará más bien del que piensas. Y repetimos, es el total de calorías que consumes contra el total que gastas cada día lo que controla tu peso, no tanto los alimentos ni mucho menos los saludables.
Conlusión
Es nuestra creencia que cada vez que consideres algún alimento para introducir en tu dieta, incluso los que ya consumes, tienes que saber con certeza qué es lo que estás llevando a la boca. No es necesario llevar cada alimento a un laboratorio ni complicarte excesivamente con todo lo que comes, pero sí que al menos tengas una noción acabada de lo que es sano y lo que no. Se trata de saber qué es bueno para tu cuerpo y comer de eso más seguido, y evitar tanto como se pueda, preferiblemente por completo aquellos que sabes que no lo son. Es necesario que introduzcamos en nuestras vidas un poco de educación nutricional. No tienes que conseguir una diplomatura para detectar qué comer y qué no, simplemente preocuparte un poco por tus hábitos alimenticios y crear tu propia lista de comidas saludables. Hazlo y tu salud y tu cuerpo te lo agradecerán profundamente.