Cualquier profesional te recomendará que para tener un intestino saludable empieces a llevar una alimentación con un alto contenido de fibra. Pero la fibra es mucho más que limpiadora de intestinos (algo tremendamente positivo por cierto), y puede hacer mucho por nosotros…
Para los que no lo saben la fibra es una sustancia que se encuentra principalmente en las plantas y que puede ser soluble o insoluble dependiendo de su habilidad o no para para disolverse en el agua. Las células en nuestros cuerpos poseen membranas especiales que regulan la entrada y salida de sustancias y lo hacen a manera de protección. Las células de las plantas también poseen esta membrana, pero a su vez también poseen una membrana extra que las ayuda a protegerse contra la pérdida de agua. Esta pared celular está compuesta de celulosa, una sustancia que comunmente llamamos fibra dietaria, pero más específicamente, fibra no soluble.
Ahora sacando todos los detalles técnicos, la peculiaridad de ambas fibras es que no pueden ser procesadas por nuestros cuerpos. Los humanos y muchos animales no podemos procesar cualquier tipo de fibra porque carecemos de la «maquinaria» apropiada para descomponerla. Pero esto se convierte en una ventaja ya que al no ser capaces de descomponerla esto hace que la fibra pase por todo nuestro tracto intestinal sin cambiar y que se elimine casi de la misma manera que entró.
¿Y entonces que es lo bueno de todo esto? Aquí te van un par de razones…
– Lo fantástico es que en todo ese proceso la fibra ayuda a bajar los niveles de colesterol lo que a su vez reduce riesgos de enfermedades cardiacas.
– El consumo de fibra también ayuda a la digestión y en especial a personas con constipación e inflamación de los intestinos.
– La fibra también se utiliza para ayudar a las personas a bajar de peso ya que los alimentos que contienen fibra tienen que masticarse más, y además tienen un efecto llenador más rápido que otras comidas.
La conclusión es que una dieta rica en fibra soluble y fibra no soluble puede ser beneficiosa casi para cualquier persona ya que reduce las probabilidades, o al menos combate los síntomas de varias enfermedades.
Cómo consumirla y de dónde obtenerla
Fuentes de alimentos ricos en fibra incluyen a los granos enteros, las semillas, los frutos secos, las verduras y las frutas, y también las legumbres, los panes y las pastas integrales.
No pases por alto el consumo regular de fibra y en la medida de lo posible intenta incluir variedad de verduras en todas tus comidas. A partir de esto no solo puedes beneficiarte de la fibra de estos alimentos, sino de otras sustancias que también mejorarán tu salud. Comer muchas verduras y frutas automáticamente te hace consumir más fibra, y también mejorar tu salud y tu peso junto a un buen funcionamiento de tu sistema digestivo.
Finalizamos con una recomendación. Cuidado con el consumo repentino de fibra porque si lo haces de un día para otro puede experimentar algunos efectos secundarios como hinchazón y gases. Para minimizarlos comienza a incluir la fibra gradualmente.