Aquí te van seis tips sobre la pérdida de peso que pueden hacer una gran diferencia a partir de hoy mismo en los resultados que obtengas…
Uno. Corta definitivamente con las calorías bebidas.
La cantidad de calorías que consumes puede reducirse de una manera notable y tu nutrición mejorará automáticamente si limitas tus bebidas al agua y distintos tipos de té. Prácticamente todo lo demás que te bebas contendrá calorías, o químicos, o colorantes o edulcorantes artificiales que solo entorpecen el proceso de pérdida de peso en vez de acelerarlo. El agua es uno de nuestros componentes principales y sin él los procesos corporales no funcionan correctamente (entre ellos los que necesitas para bajar de peso).
Té verde, té rojo, té negro, té blanco son opciones que puedes hasta llevar al gimnasio. Pueden tomarse frios o calientes.
El agua es todo un tema para muchos, la cuestión es que tienes que tomar agua todo el tiempo. Dejar de tomar agua, o consumirla muy poco deteriora la intensidad, la fuerza y la resistencia, y esto sin mencionar el deterioro de algunos órganos como los riñones por ejemplo. El agua ayuda a limpiar la sangre de toxinas, nos mantiene hidratados (bien hidratados no como las bebidas gaseosas, jugos y todas esas bebidas).
Intenta consumir al menos tres litros de agua cada día, recuerda que estarás haciendo ejercicio para bajar de peso por lo que el agua será fundamental en todo momento, pero especialmente mientras te ejercitas.
Y si quieres variedad es muy sencillo y a la vez nutritivo: prepara tus aguas. ¿Cómo es eso? En una jarra llena de agua puedes añadir, rodajas de limón, rodajas de pomelo, rodajas de pepino, arándanos, etc. Agua vitaminizada ¿qué más?
Dos. Come grasas
«Pero si eso es lo que quiero perder!». Tranquilo, no todas las grasas son iguales. De hecho las grasas sanas (monoinsaturadas, poli insaturadas) contienen compuestos o propiedades muy beneficiosas para tu cuerpo. Son anti inflamatorias, analgésicas, anti cancerígenas y anti catabólicas. Entre el 20% y el 30% del total de calorías que tienes que consumir cada día debería provenir de alguna fuente de grasas, siempre evitando las grasas trans y las grasas hidrogenadas.
Puedes conseguir grasas buenas para tu dieta en todas las semillas (sésamo, lino, girasol, etc), en la soja, el maíz, todos los frutos secos (nueces de todos los tipos, almendras, maní, cacahuates), pescados, aceite de oliva, de coco, aceite de canola y también en los avocados.
Un pequeño consejo en este punto: siguen siendo grasas por lo que la cantidad de calorías de estas comidas suele ser alta. La clave es buscarse la manera de introducirlas en las comidas de todos los días (en especial las semillas) pero moderando o más bien controlando las cantidades.
Tres. Cambia las tradicionales tres grandes comidas.
Comer a menudo, al contrario de hacer esas tradicionales comidas llenadoras y excesivas, le asegurará a tu cuerpo que consiga los macronutrientes y nutrientes que necesita y optimizará y afinará la manera en que tu cuerpo maneja la energía que consume,o sea la comida. Comer más a menudo acelerará tu metabolismo por lo que por el simple hecho de hacerlo te hará quemar más calorías, hacerlo ayuda a llevar un mayor control de tu peso. Deberías hacer entre cinco y seis comidas pequeñas por día.
Mira todo lo que consigues comiendo más seguido:
– controlas tu apetito
– aceleras el metabolismo naturalmente
– obtienes un suministro de energía constante
– favoreces la pérdida de peso
– dejas de pasar hambre
La clave está en que esas comidas frecuentes tienen que ser más pequeñas. Si haces tres comidas pásate primero a cuatro dividiendo las cantidades que comes, luego a cinco y si quieres y te dan los horarios hazlo a seis. Ya con la misma cantidad de comida que comías dividida en comidas más pequeñas sacas una ventaja porque estarás quemando más calorías.
Cuatro. Queda terminantemente prohibido que pases hambre
Si dejas de comer muchas cosas negativas suceden en tu cuerpo. Una de ellas es que comenzará a utilizar el tejido muscular como combustible, y eso tendrá como resultado que se quemarán menos calorías debido a que tu metabolismo sera más lento por tener menos músculo. Otro efecto negativo de dejar de comer es que tu cuerpo se pondrá en una especie de modo de superviviencia e intentará conservar los depósitos de energía o grasa que tienes acumulada. De nuevo la consecuencia será que tu metabolismo se volverá más lento y por último terminarás ganando más grasa de la que tenías en primer lugar.
Luego vienen la piel suelta, la falta de energía, el entorpecimiento cada vez peor de los procesos por los que piedes peso, problemas hormonales, psicológicos y mucho más.
Si quieres adelgazar la clave no está en dejar de comer sino en comer menos de lo que comes al tiempo que te vuelves más activ@. Apunta a un défict de 250/300 calorías por día con la comida mientras quemas otra cantidad similar de calorías con alguna forma de ejercicio o deporte. Finalmente, hacerlo paulatinamente y con paciencia es imprescindible.
Cinco. Ten un ojo en tus carbohidratos
Los carbohidratos no son el mal pero lo que se hace a menudo es elegir las opciones más perjudiciales.
Estos son algunos consejos a la hora de consumirlos:
– Que la mayoría de tus carbohidratos almidonados se consuman alrededor de las horas de entrenamiento.
– Que las fuentes de carbohidratos sean exclusivamente frutas y verduras con mucho contenido de fibra,
– Que los panes, cereales y pastas provengan de fuentes de granos enteros.
– Evita los azúcares, las galletas, el chocolate, el pan blanco.
Seis. Consume proteínas en todas las comidas
Las proteínas son los alimentos que mayor efecto termogénico poseen, esto es: queman calorías por el mismo proceso de ser digeridas. Pero eso no es todo, las proteínas ayudan a mantener la masa muscular ya que son los ladrillos sobre los cuales se construye y mantiene tu tejido muscular.
Leche, yogurt, huevos, quesos, carnes, pescados son algunas opciones. Batidos de proteínas antes y después de entrenar otras.
Todos estos tips son tremendamente beneficiosos, fáciles de incorporar y no suponen un cambio radical en tu vida sino más bien un cambio en tu actitud y en la manera en que ves la pérdida de peso. Comprende que se trata de un proceso, que tendrás que hacer cambios, pero que es perfectamente posible de lograr para quien se anima a cambiar y está dispuesto a hacer el esfuerzo.
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