Que la escuela, que el trabajo, que el tiempo para los chicos, que el lunes, que la semana que viene, que tengo un trabajo de horario completo, que en mi familia son todos gordos, que en mi familia son todos flacos, que mis horarios no me dejan comer bien, que ¡los genes! … la lista de excusas para no entrenar puede ser interminable.
Así que de entrada pongamos las cosas en su lugar. Tu, y solo tu tienes la responsabilidad por tu cuerpo. No sé quién es el autor de este concepto pero es algo que vale la pena que incorpores. No puedes cambiar las circunstancias, ni la época del año, pero sí puedes cambiar tu. Eso es algo de lo que si puedes (y debes) hacerte cargo.
¿Lo crees? ¿Si? Perfecto ¿No? Pues tienes que saber que tu cuerpo es el resultado directo de lo que haces, o dejas de hacer con él. Puesto de otra manera y hablando en general fácilmente podemos decir que cada uno tiene el cuerpo que merece.
Pero no hablemos más, ya sabes que la decisión final siempre será tuya y en última instancia tu y solo tu sabes las decisiones, a veces diminutas decisiones que tomas cada día que te acercan o te alejan del cuerpo que quieres. Esto que sigue es una especie de ranking de las excusas más comúnes y cómo puedes hacer tu para ver las cosas desde una perspectiva diferente, y manejarte diferente o al menos de una manera más positiva para ti y tus deseos.
Puesto 5. «No tengo plata para los suplementos que necesito»
Hay una creencia, muy equivocada por cierto, de que los suplementos son obligatorios ya sea para bajar de peso o para desarrollar musculatura y hasta para los que quieren estar todos marcados. Pero la verdad es que no son tan necesarios como uno piensa. Vamos, no somos atletas profesionales de alta competencia que lo único que tenemos que hacer es entrenar y comer bien. Y digo esto porque ellos sí que necesitan suplementos, y también porque ellos tienen toda la nutrición en su lugar.
Estos son los primeros suplementos que necesitarás: atún y todos los pescados, pechuga de pollo, muchas frutas, muchísimas verduras, frutos secos, semillas, huevos, leche y grasas saludables. Nada que no puedas conseguir en tu supermercado amigo. Luego, y solo luego de un BUEN tiempo entrenando y comiendo sano (y obvio controlando que nuestro peso vaya hacia donde queremos) puede que alguna que otra vez un suplemento te ayude. Pero ni se te ocurra tomarlos antes porque los resultados serán cero. Excusa 5 fuera, y de paso te ahorraste unos buenos billetes…
Puesto 4. «Estoy confundid@ con toda la información que hay, no sé qué hacer»
Desde ya que hacer algo te dará mejores resultados que no hacer nada. Ahora, sabiendo eso también tienes que saber que todos empezamos de la misma manera y que todos sin excepción hemos cometido errores y hemos ido determinando con el tiempo qué fue lo mejor y qué es lo que funciona para lo que queremos lograr con nuestro cuerpo. Hoy en día no es ni cerca como antes, y tienes todos los recursos que muchos de nosotros no hemos tenido, videos, libros, programas online, entrenadores online, gimnasios cada vez más capacitados, etc, etc. Claro, se entiende que al haber tanto recurso dando vueltas uno se sienta confundido, pero de allí a paralizarse la historia es diferente.
¿Quieres cambiar tu cuerpo? Muy bien, agarra el primer programa al que le tengas fe, no lo sobreanalices y ponte a entrenar. Ya que estés entrenando fíjate qué está funcionando y para lo que no esté juega y prueba un poco. Lamento informarte que al ser todos diferentes no todos respondemos de la misma manera al ejercicio y que no existe la rutina perfecta. Esto es fundamentalmente ciencia, pero también tiene su parte de arte, de prueba y error así que mientras más rápido lo internalices mejor para ti. Luego, ajusta lo que no funciona hasta que funcione y voilá, tienes un plan efectivo para lo que estás buscando. Y por favor no cometas el grave error que cometen muchos de esperar resultados mágicos en una semana o un mes, y si la rutina que hacen no les sirve se pasan a otra rutina, y luego a otra y así. En estos casos lo mejor suele ser esto: ¡ponte a entrenar de una buena vez! Y si todavía tienes dudas siempre se puede contratar un entrenador personal.
Puesto 3. «Los gimnasios son caros y no tengo equipamiento»
No nos adentraremos en objetivos específicos pero todo lo que se necesita para cambiar el cuerpo son ganas. Mejor sí nos adentraremos un poco con buenos ejemplos. ¿Adelgazar? Ejercicios con el peso del cuerpo, caminar, correr, saltar la soga, videos de Youtube, intervalos, cuestas, ciclismo si tienes una bici, dos botellas de agua para los ejercicios de fuerza son solo algunas cosas que se me ocurren que no necesitan de ninguna inversión o que la inversión es mínima. ¿Ganar músculo? Si vieras la cantidad de gente que entrena con bolsas de arena, de tierra, gomas y martillos, gomas de tractores, ¡incluso he visto videos de entrenamientos con piedras! No te mentiré, en este caso siempre será mejor ir a un gimnasio pero si este fuera el caso y el gimnasio al que tienes acceso no tiene todos los aparatos eso no interesa, siempre podrás entrenar a la manera de la vieja escuela: barras, discos y mancuernas es todo lo que necesitarás. Pensar afuera de los límites del cuadrado es un lema marketinero que en este caso también puede utilizarse. Siempre que tengas tu cuerpo y ganas tendrás las posibilidades de ir tras el objetivo que quieras, así de simple.
Puesto 2. Genética
Si supieras la cantidad de gente que acude a mi para decirme que poseen «el gen de la gordura» o «el gen de la flacura» pero que cuando examinas más en profundidad sus hábitos descubres que lo que menos tienen es un defecto genético. En todo caso el gen que poseen es el de «no me importa tanto como lo digo» o el de la falta de voluntad y disciplina. Que cuando tienen que entrenar están tirados en el sofá por horas viendo televisión, que cuando no tienen que comer se la pasan a base de chocolate y pancitos con manteca, y que cuando le preguntas sobre su rutina creen que correr dos vueltas a la pista día por medio es todo lo que tienen que hacer. Se piensa en grande, pero se actúa pequeño…
Querid@ amig@, si este es tu caso te tengo noticias, la genética es el menor de tus problemas
Hay casos y casos genéticos, pero esos son los menos. Para el promedio el problema es de hábitos y de estilo de vida. Ni por un minuto pienses que con caminar una hora esta semana y dos la semana que vienes perderás peso, ni por un segundo creas que tu cuerpo cambiará si tu dieta es la de un fast food y tu bebida favorita son la cerveza y las latas de gaseosas. Si estás engordando y no quieres lo más probable es que no sea genética sino un exceso de comida y una falta de actividad. Si eres muy delgad@ problablemente no sea la genética sino que necesitas comer más para el nivel de actividad y metabolismo que tienes. ¿Se entiende el punto? La genética nada, primero examina tus actitudes con relación a lo que comes y a lo que haces o has dejado de hacer. Allí estarán la mayoría de tus respuestas, ya lo veras…
Puesto 1. «No tengo tiempo»
Este es un clásico del ejercicio. Primero y principal que quede claro que si no vas a entrenar es porque no quieres. Porque si sabes que tienes que hacer ejercicio y no lo haces y tu salud y tu estado físico empeoran entonces no es cuestión de tiempo, es una cuestión de prioridades. Nunca, pero nunca la falta de ejercicio es una cuestión de tiempo. Yo entreno en promedio una hora, hora y media seis días a la semana. Pero ese soy yo que vive de esto y me encanta el ejercicio, aunque hubo un tiempo en el que trabajaba diez, doce horas por día más dos horas de viaje hacia mi trabajo y así y todo entrenaba todos los santos días por lo tanto sé de primera mano de lo que estoy hablando. No sé cuál es tu caso pero tampoco necesitas entrenar tanto, ni siquiera una hora por día. Volvemos a lo anterior, hay tantas formas de entrenar hoy en día que con media hora puedes conseguir resultados impresionantes. Pero volvemos a repetirnos, es una cuestión de prioridades y sin un cuerpo mínimamente en forma y saludable tarde o temprano pagaremos el precio de no habernos hecho el tiempo para hacerlo. Vamos, lo hacen los grandes empresarios y los grandes líderes del mundo que están tremendamente ocupados, que también tienen hijos, pareja, familias y trabajos agobiantes. ¿Vas a decirme que no puedes? Prioridades amig@, prioridades…
Quiero terminar como el principio. Nadie puede entrenar por ti, nadie puede comer sano ni cuenta tuya y que tú mejores tu salud. Es tu responsabilidad, es tu deber, realmente te lo debes. Nosotros podremos ayudarte diciendote qué es mejor, qué es más efectivo, qué comer y demás, pero no podemos hacerlo por ti. Esa fue, es y será tu tarea hasta el último día de tu vida. Mientras más pronto lo sepas mejor.